El análisis aplicado de conducta (ABA, por sus siglas en inglés) es una disciplina científica bien desarrollada entre las profesiones dirigidas a asistir a personas con necesidades especiales y que se centra en el análisis, diseño, aplicación y evaluación de modificaciones del entorno del cliente, incluido su ámbito social, a fin de producir cambios significativos en la conducta. ABA incluye el uso de la observación directa, la medida de la conducta y el análisis funcional de las relaciones entre el entorno y la conducta. ABA utiliza los cambios en los eventos ambientales, incluyendo los estímulos antecedentes y las consecuencias de la conducta para producir cambios prácticos y significativos en la conducta. Estos acontecimientos ambientales relevantes suelen identificarse a través de una serie de métodos de evaluación especializados. ABA se apoya en el hecho de que la conducta de un individuo está determinada por acontecimientos ambientales pasados y presentes en conjunción con variables personales tales como la dotación genética y variables fisiológicas. Así, cuando se aplica al TEA, ABA se centra en la modificación del entorno social y de aprendizaje del individuo como medio para mejorar la problemática asociada al TEA.
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ABA es un enfoque de tratamiento especializado en salud conductual y la mayoría de los programas de formación de grado o postgrado en psicología, terapia ocupacional, trabajo social u otras áreas de la práctica clínica no proporcionan una formación en profundidad en esta disciplina, siendo esencial una formación especializada. La organización internacional que verifica los programas de formación en análisis de conducta es la Association for Behavior Analysis International de la cual ABA España es miembro institucional.
La formación reglada de los profesionales certificados es similar a la de otros profesionales sanitarios. Es decir, se forman inicialmente en el ámbito académico y luego comienzan a trabajar en un entorno clínico supervisado con clientes. A medida que demuestran gradualmente las competencias necesarias para gestionar problemas clínicos complejos con diversos clientes y en diversos contextos, se convierten en profesionales independientes. En resumen, los analistas de conducta se someten a un riguroso itinerario formativo, que incluye un periodo de “prácticas” en el que trabajan bajo la supervisión directa de un analista de conducta experimentado.
Hay que tener en cuenta que otros profesionales con licencia o colegiados pueden incluir ABA dentro de su ámbito particular de formación y competencia. Además, un pequeño subgrupo de clínicos puede estar autorizado por otra profesión y también tener una credencial ABA, proporcionando así pruebas adicionales de la naturaleza y profundidad de su formación en ABA.
Aunque la financiación de la asistencia sanitaria y la gestión de los tratamientos de salud conductual supervisados por analistas de conducta es relativamente reciente, los analistas de conducta, al igual que otros proveedores de servicios sanitarios se apoyan en estrategias y procedimientos documentados en la literatura científica revisada por pares, en protocolos de tratamiento establecidos y en marcos de toma de decisiones clínicas. Evalúan continuamente el estado actual del cliente y personalizan las opciones de tratamiento basándose en los resultados de observaciones directas y en los datos de una serie de evaluaciones. Los analistas de conducta también solicitan e integran la información del cliente y los familiares y coordinan la atención con otros profesionales.
El análisis aplicado de conducta (ABA) es una disciplina bien desarrollada entre las profesiones sociosanitarias, con un cuerpo maduro de conocimientos científicos, normas establecidas para la práctica basada en la evidencia, métodos diferenciados de servicio, experiencia y requisitos formativos reconocidos para la práctica, así como itinerarios de formación especializada. Los profesionales de ABA se dedican al uso específico y exhaustivo de los principios del aprendizaje, tales como el aprendizaje operante y respondiente (condicionamiento clásico), para abordar las necesidades de las personas con trastorno del espectro autista (TEA) en diversos entornos. Los servicios son proporcionados y supervisados por analistas de conducta con experiencia y formación reglada en ABA para el tratamiento específico del TEA.
Los usuarios y gestores sanitarios deben ser capaces de reconocer las siguientes características fundamentales de ABA:
ABA incorpora los siguientes elementos en su práctica profesional:
Instituciones asociadas y colaboradoras
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